La conocí un día volviendo a ese colegio que tanto odie, me hablo, era tan hermosa, tan perfecta, tan inocente la mire. con mi mejor tono de voz y mirada a mi juego la tente. Conseguí su numero, comenzamos a hablar tontadas, en cuestión de días conectamos mucho mas que las miradas. Magnéticas noches que nos llevaban sin notar a las mañanas, días eternos esperando para entre cruzar labios entre palabras. Enamorado de esa princesa de otra generación, vil manzana disfrazada de la mas pura tentación, fui ciego hasta que llegue al final de su actuación. Meses después ella dice que se encuentra confundida, entre tantas cosas que le pasan se haya perdida, como iba yo a imaginar que seria mi dama una malparida. que rompería mi corazón y luego echaría sal en la herida. Hoy ella sigue con su cacería de ingenuos romeos, ante sus ojos no somos mas que insignificantes trofeos. desventurados caballeros que de su dulcinea son presos, delicados cervatillos ante la trampa de sus be
La vida abarca desde el dulce delirio, hasta la amarga realidad.