Sombra Magnánima

Estoy pensado en aquello que amo mas que nada del hombre, magnifica belleza vista por quien su alma ante ella abre, perfección plasmada en folios, tarimas o fundida en cobre, lugar donde corazones de piedra se vuelven vulnerables. Noble labor del artista que convierte la vida diaria, en una pintura como en un tiempo Van Gogh haría, en exquisita música como Cerati o Beethoven un día, o en versos inmortales como los que Neruda escribía. Plasmando infiernos propios y ajenos para crea vida, aveces transcribe el amor inspirado por aquellas musas mientras otros plasman la psicosis de su pesadilla, o revelando como en otro punto hay hambruna. Valientes exponentes de la maestría divina, aquellos que expresan aquello que los agobia, esos pensamientos que nadie se imagina, pero todos tienen en algún momento de su vida. Amor, miedo, felicidad, tristeza o revolución, sentimientos y expresiones que nos llenan de pasión, así como ese movimiento que genera

Recuerdo los besos de aquellas ninfas urbanas, musas con las que pase noches estrenas, bajo la luz de la luna brindando entre sus piernas. Eran una promesa de paz en tiempo de guerras. Pero que corto se hace su paraíso terrenal, nada es suficiente cuando se es mortal, cuando todo lo que te rodea no parece cambiar y el gris en tu interior no se quiere despejar. Ya no me esfuerzo en mantener el amor de bellezas de pasarela que no valoran todo lo que te esfuerzas, en hacerlas feliz pues ella prefiere que le regales salidas, un bolso chanel en ves de una mañana entre las cobijas. No quiero generalizar en este melancólico poema, el dolor es el que habla pues no tolera sus maneras, no supe en que momento nuestro amor entro en coma, te fuiste dejándome el desconsuelo y heridas abiertas. Sufrí por aquellas féminas causa de inspiración, todas ellas me dejaron con mi amada depresión la única que me acompaña en mi desconsolación, por lo que dure la resaca del amor y su