No se si lo recuerdas; el día en que nos conocimos. Eras un pequeño zorro que en las estrellas encontraba tú deleite, las noches de insomnio lo acompañaban en su desvelo, hasta que los sueños perdidos en el bosque le encontraban. El anochecer llego y largas horas rutinarias volvían, para admirar el cielo que en un coro de luces se encendía para ti. Y sucedió que en la quietud de ese cielo cotidiano, una estrella agobiada de su mundo estático he insípido, sin pensarlo mas, se dejo caer del cosmos. Corriste sin cesar para alcanzar aquel forastero, viajero del universo. En un cristal fraccionado por el impacto, me encontraste y con tus grandes ojos me miraste, quien pensaría que seres tan lejanos serian tan parecidos. Desde aquel instante en que tu mirada se cruzo de aquella forma, supe en aquel ínfimo, tan corto que se podría decir que no sucedió, que nuestras almas destinadas desde el principio de los tiempos, estarían juntas por el resto de nuestra eternidad. No se si lo r...