Recuerdo los besos de aquellas ninfas urbanas, musas con las que pase noches estrenas, bajo la luz de la luna brindando entre sus piernas. Eran una promesa de paz en tiempo de guerras. Pero que corto se hace su paraíso terrenal, nada es suficiente cuando se es mortal, cuando todo lo que te rodea no parece cambiar y el gris en tu interior no se quiere despejar. Ya no me esfuerzo en mantener el amor de bellezas de pasarela que no valoran todo lo que te esfuerzas, en hacerlas feliz pues ella prefiere que le regales salidas, un bolso chanel en ves de una mañana entre las cobijas. No quiero generalizar en este melancólico poema, el dolor es el que habla pues no tolera sus maneras, no supe en que momento nuestro amor entro en coma, te fuiste dejándome el desconsuelo y heridas abiertas. Sufrí por aquellas féminas causa de inspiración, todas ellas me dejaron con mi amada depresión la única que me acompaña en mi desconsolación, por lo que dure la resaca del amor y su...
La vida abarca desde el dulce delirio, hasta la amarga realidad.