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Ciudad.

Un llanto,  un llanto de mujer interminable,  sosegado,  casi tranquilo. En la noche, un llanto de mujer me ha despertado. Primero un ruido de cerradura, después unos pies que vacilan y luego, de pronto, el llanto. Suspiros intermitentes como caídas de un agua interior, densa,  imperiosa,  inagotable, como esclusa que acumula y libera sus aguas o como hélice secreta que detiene y reanuda su trabajo trasegando el blanco tiempo de la noche. Toda la ciudad se ha ido llenando de este llanto, hasta los solares donde se amontonan las basuras, bajo las cúpulas de los hospitales, sobre las terrazas del verano, en las discretas celdas de la prostitución, en los papeles que se deslizan por solitarias avenidas, con el tibio vaho de ciertas cocinas militares, en las medallas que reposan en joyeros de teca, un llanto de mujer que ha llorado largamente en el cuarto vecino, por todos los que cavan su tumba en el sueño, por los que vig

Voy a romper las ventanas.

"Cuatro mil días después de aquel año obcecado detecto que al fin te dignaste a cumplir con la cita inaudible, y me alegro, y me enfado a la vez. Después de estudiar con cuidado este caso ejerciendo a la vez de fiscal y abogado, de juez imparcial, sentencio lo nuestro diciendo que el fallo más grande pasó por guardar solamente los días más gratos y olvidar los demás. Mirarte de frente. Admito en voz alta que no pocas veces he sido tentado en coger mi esperanza y lanzarla sin más a la fosa común donde yacen los sueños que nos diferencian." Love of Lesbian - Voy a romper las ventanas.

Me gustas.

Me gustas, me gusta tu cabello, tus ojos y tus  labios. Me encanta como hablas y la forma que en que notas sin sentido salen de tu bellisima boca al cantar aquellas canciones que te hacen feliz. Me gustas tu y tu sonrisa llenando mi mundo de alegría.  Pocas cosas en la vida me hacen feliz como pensar en que yo pudiera gustarte o saber que este sentimiento no morirá en el espantoso cementerio, ya lleno, del pudo ser. Me gustas, me gusta tu corazón y el arco iris de sentimientos que brotan de el, dando el toque de bipolaridad que muchas veces me enloquece, pero como me fascina enloquecer por ti. Me gusta todo en ti, ojala puedas aceptar todo de mi.  Por: Solo Andres.

Life of circus

En el circo de la vida eres el payaso. Mas no el gracioso, simpático y divertido que todos quieren. No, tu eres ese poco entretenido, melancólico, con el maquillaje corrido por las lagrimas de una moribundo, que sale a dar el espectáculo mas por la costumbre, que por el deseo de darlo. En el circo de la vida estas atrapado, no hay salida para aquellos que puedan seguir en pie. Mas no te preocupes, pues el tiempo pasa veloz y no tardara en llegar la hora cuando salgas al escenario y no puedas actuar por las penas y el dolores acumulados, como dos grandes pesas sobre tus hombros, no te permitan dar mas. Y amigo déjame decirte que para cuando llegue ese momento podrás salir de la gran lona, para por fin ver la luz del sol. El final de nuestro gran acto es la muerte, así que procura que para cuando llegue el momento de apagar los reflectores hayas vivido todo lo que deseaste vivir, procura que cuando tu ultimo respiro sea despojado de tu agotado cuerpo, como tormenta que llega sin avis

Esta Tierra.

Gota a gota, cae desde el cielo el dolor de esta tierra maltratada. El llanto de un millar de almas inocentes que desde las llamas, claman venganza. Lluvia que cae sobre todo ser viviente llenando cada corazón vació con sufrimiento, angustia y agonía. Gota a gota, se va extinguiendo la llama de la vida,  por el abuso del ser humano sobre esta tierra prometida. Por: Solo Andres.

El Verdugo.

De los hombres lanzado al desprecio, de su crimen la víctima fui, y se evitan de odiarse a sí mismos, fulminando sus odios en mí. Y su rencor al poner en mi mano, me hicieron su vengador; y se dijeron «Que nuestra vergüenza común caiga en él; se marque en su frente nuestra maldición; su pan amasado con sangre y con hiel, su escudo con armas de eterno baldón sean la herencia que legue al hijo, el que maldijo la sociedad.» ¡Y de mí huyeron, de sus culpas el manto me echaron, y mi llanto y mi voz escucharon sin piedad! Al que a muerte condena le ensalzan... ¿Quién al hombre del hombre hizo juez? ¿Que no es hombre ni siente el verdugo imaginan los hombres tal vez? ¡Y ellos no ven Que yo soy de la imagen divina copia también! Y cual dañina fiera a que arrojan un triste animal que ya entre sus dientes se siente crujir, así a mí, instrumento del genio del mal, me arrojan el hombre que traen a morir. Y ellos son justos, yo soy maldito; yo sin delito soy criminal: mirad al hombre que me paga un

La vida.

Jamas lo olvides.  Por: Solo Andres.